Incontables sonidos, calman la angustia
de este etereo cuerpo. Formidable brisa
que refuerza perpleja la amplitud del camino,
y solloza gorgoteos de un gorrión comun.
Se abre disperso ante mi, el azu del cielo,
humedo discurso de su propio etendimiento,
tan suave como tierno susurran pensamientos,
entre alocadas carreras y risas de jovenes mochuelos.
¿Como ha cambiado?
Rutas y arboles que se fueron,
escondrijos y pasajes que llegaron.
El mismo alma, distintos tiempos,
jovenes y no tan jovenes
que anduvieron el destino
y fortalecieron este camino.
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